Con todo eso de presentar al Scrum Master como servant leader, a veces parece que el Scrum Master no tuviera margen para “dar un golpe sobre la mesa” si lo considera necesario. Que no pudiera “romper un plato”. Pudiera parecer que tiene que “tragar” con la voluntad del resto del equipo en todo caso, aun cuando el Scrum Master sepa que llevará a comportamientos o situaciones indeseadas. Claro que el Scrum Master puede poner los puntos sobre las íes: el Scrum Master tiene autoridad como gestor del proceso y de la adopción de Scrum, no lo olvidemos.
El buen Scrum Master debe ser un líder colaborativo por definición y un tejedor de acuerdos, eso que vaya por delante. Ahora bien, en las empresas las decisiones no siempre se tienen que tomar por consenso, y la paciencia tiene un límite. En ocasiones, por suerte las menos, el Scrum Master puede haber fracasado intentándolo “por las buenas”. Hay equipos que pueden necesitar de un “rapapolvo” que les haga entrar en vereda. Quizás su nivel de autoorganización sea “-3”, o quizás no reflejen en absoluto los valores de Scrum, presentando una actitud hostil ante el cambio y ante Scrum como tal. O vete a saber. En estos casos, el Scrum Master tiene la última palabra sobre no pocas decisiones.
Veamos algunos ejemplos de posibles situaciones en este sentido:
– Un Equipo de Desarrollo que no es capaz de acordar cuánto deben durar los Sprints, o que se niegue a probar una duración diferente cuando la actual no está funcionando. No hay problema, el Scrum Master tiene autoridad para decidir la duración del Sprint.
– Un Equipo que se niega a hacer la Sprint Retrospective, la Daily, o cualquier otro evento. El Scrum Master puede decidir que el evento sí que se hace y que la asistencia y participación es obligatoria, e intentará demostrar su valor a los demás.
– Un Product Owner “ausente” y que sistemáticamente ignora el Product Backlog, o que cambia constantemente de opinión afectando al normal desarrollo de los Sprints, a pesar de los esfuerzos del Equipo de Desarrollo y del Scrum Master.
– Un miembro del Equipo de Desarrollo -o varios, o todos- que vulnera de forma palmaria los valores de Scrum; por ejemplo, incurriendo en una falta de respeto grave hacia otros compañeros. El Scrum Master no tiene autoridad para contratar y despedir, pero sí que puede elevar el caso al responsable correspondiente y encargarse de que ciertos comportamientos no se toleren.
– …
¿Qué opinas? Como Scrum Master, ¿te has visto en situaciones de este tipo, donde hayas tenido que imponerte?
Imagen: Vector de Negocios creado por rawpixel.com – www.freepik.es