Ni lo uno ni lo otro. Ni para ser Scrum Master hay que estar certificado, ni por estar certificado somos un mejor o peor Scrum Master.
Entonces, ¿para qué sirve certificarse?
Puede que no tengas experiencia como Scrum Master pero que quieras convertirte en uno. Que te apasione la gestión de equipos y de procesos, el mundo del software, y que quieras desarrollar una carrera profesional como tal.
La certificación, siempre que sea de prestigio, como PSM I, es una credencial que demuestra que conoces los fundamentos de Scrum. Puede ser una forma de conseguir un primer trabajo como Scrum Master, o de moverte a esta posición dentro de tu actual empresa. Este último es un escenario muy habitual: tu organización quiere hacer la transición hacia Agile y necesita de líderes que abanderen ese cambio. Y tú quieres estar ahí.
De nuevo, una certificación como PSM I indica que manejamos los fundamentos de Scrum, y el proceso de obtenerla nos ayudará a aclarar ideas y fijar conceptos. Asimismo, certificarse como PSM II o III puede permitirnos acceder a posiciones como Scrum Master donde se requieran unos conocimientos profundos sobre el framework. Certificarse a estos niveles sin experiencia previa relevante es bastante complicado o casi imposible.
Ahora bien, creernos que por estar certificados somos ya un mejor Scrum Master es un error. Conozco muy buenos Scrum Master que no están certificados y, a la inversa, gente certificada que más bien adolece de «titulitis».
Sí, sin duda. Lo importante no es tanto el certificado en sí, sino el proceso que nos lleva hasta este. Aumentarás tu nivel de conocimientos, tendrás que estudiar y ordenar ideas. Tendrás que pensar. Sobre cómo has hecho las cosas hasta ahora y qué aspectos puedes mejorar. Tus horizontes se ampliarán y aportarás más valor a tu equipo.
Desde el cariño, lo que no recomendamos es obtener certificaciones “nisu”. Para nosotros, Scrum.org es la referencia.
Si te interesa certificarte, esperamos que esta guía sobre cómo afrontar el examen PSM I te ayude.